Autora: Mª Salima Bermejo García (Profesora Trilema El Pilar)
En los últimos días he reflexionado con respecto a la importancia de la música en nuestras vidas. Si analizamos la situación creada por el COVID-19 durante este tiempo de confinamiento, observamos como la música ha tenido un papel destacado. Esta disciplina artística, que no entiende ni de política, ni de razas, ni de clases sociales, ha sido una herramienta necesaria y vital para entender y expresar tanto las alegrías en momentos de exaltación, como las penas en momentos de tristeza.
Durante estos días, hemos comprobado curiosamente como artistas de todos géneros y estilos se han unido al unísono y han comenzado a crear música de forma ejemplar. Lo hacían con los medios de los que disponían, movilizando a otros artistas, consiguiendo recursos económicos para fines solidarios… alegrando de este modo a muchas de nuestras almas.
La música en esta cuarentena, ha conseguido algo bastante complicado, que es unir distintas generaciones mediante canciones que ya estaban algo olvidadas, como “Resistiré”, “Pongamos que hablo de Madrid”, “Arriba los corazones”,” Libre” … y muchas más que podríamos nombrar.
Estas canciones nos han ayudado a asumir esta realidad. Podríamos decir que hemos rescatado canciones del pasado para afrontar el presente y quizás un nuevo futuro.
Desde tiempos remotos, muchos estudios han demostrado los múltiples beneficios que tiene la música. Desde Pitágoras con la Teoría de Ethos hasta la musicoterapia en la actualidad. Ahora más que nunca, hemos podido experimentar los efectos beneficiosos y curativos, desde nuestras ventanas, balcones o terrazas.
Por todo lo señalado anteriormente, desde esta ventana, reivindico la importancia de la música en la educación. La música es un medio que, además de favorecer el desarrollo intelectual en el niño, les ayuda a transmitir sentimientos, emociones, a comunicar y compartir, a sentirse dentro de un grupo social… Por todo esto considero necesario que esta disciplina consiga un mayor protagonismo, siendo una herramienta muy potente y eficaz para transmitir mensajes de paz, de solidaridad, de ayuda y de conciencia social…
Es necesario que nuestros alumnos del presente se formen para tener un futuro donde dispongan de todos los medios para conseguir metas comunes que les hagan mejores personas. Que sean alumnos más adaptados a las realidades que debamos afrontar en un futuro cercano. Y la música, gracias a su poder, ya que no entiende de fronteras, podrá conseguir estos objetivos tan necesarios.
Por lo tanto, antes de terminar este artículo, me gustaría hacer una reflexión en voz alta. Ya que hemos comprobado el poder que tiene la música, intentemos mantener un nivel musical eficiente. Una educación musical que proporcione a nuestros alumnos los medios que les beneficien para que puedan recurrir a ella en cualquier momento.