Autora: Raquel García González (Profesora Primaria Trilema Avenida de América)
La crisis de la COVID-19 nos está poniendo a prueba de muchas formas: ha provocado que docentes y estudiantes tengan que trasladar las aulas a los hogares, lo que está suponiendo un reto tecnológico y un pulso a la paciencia. Y no siempre está siendo fácil.
Es importante que las emociones estén controladas y que las familias no dejen de disfrutar y de reír, porque el buen humor no puede decaer.
Después de intentar solucionar los diferentes problemas de comunicación e igualdad en los medios telemáticos de nuestros alumnos, todas las mañanas intentamos hacer en casa lo más parecido a lo que hacíamos en el colegio, empezamos la asamblea.
La asamblea es un tiempo destinado, después de la planificación, a plantear problemas, buscar soluciones y realizar proyectos. Nos ayuda a crear juntos, a decidir conjuntamente, a aceptar las reglas y acordarlas por mayoría. También a gestionar conflictos, a respetar a los demás y a exigir respeto para nosotros mismo. A que se nos escuche y se nos tenga en cuenta. Este intercambio de ideas nos conduce a la cooperación.
En definitiva la asamblea es una técnica que nos enseña a vivir en democracia.
Los alumnos cuentan como están. Cómo se sienten en momentos difíciles y qué hacen en su día a día.
Se explican las dudas que puedan tener y el tema que toca ese día: la realización de actividades de observación y contraste de elementos cercanos a la realidad, de búsqueda de información, proyecto, matemáticas, lengua, lectura, actividades lúdicas… así como actividades alternativas al trabajo habitual en el aula. Todo ello respetando las necesidades de descanso, el tiempo de recreo y la convivencia familiar.
Así con todo ello seguimos el ritmo escolar y el acompañamiento de nuestros alumnos.
(Lee este artículo para descubrir otra de las claves fundamentales de la eficacia de ese acompañamiento)