Autora: Teresa Puchades, directora de Trilema El Carmen y de las Escuelas Trilema.
Son las 8:55 horas y los alumnos/as de Ed. Infantil van entrando a sus aulas, se quitan las chaquetas, dejan los almuerzos en la cesta correspondiente y se van poniendo por equipos. En ese momento, se me ocurre preguntarles cómo van a empezar el día y uno de ellos, Alejandro de la clase de 5 años, me contesta: «Pero… ¿Tú no sabes que empezamos con un circuito en el que nos movemos mucho y eso nos ayuda a aprender más y mejor?». Esta es la definición del circuito de Estimulación Temprana por un alumno de 5 años.
La estimulación es una de las líneas maestras de la Educación Infantil en nuestras Escuelas. ¿Qué nos lleva a que sea un eje vertebrador de la etapa de Infantil? Es una apuesta clara porque repercute en el proceso de aprendizaje y en diferentes áreas del neurodesarrollo. La estimulación temprana está intrínsecamente relacionada con dos palabras: prevención y oportunidad. Prevención, porque permite prevenir posibles dificultades en aprendizajes posteriores; y oportunidad, porque permite a los niños rendir al máximo a la hora de desarrollar diferentes estrategias, destrezas, habilidades…
La Estimulación Temprana es un eje vertebrador en la etapa de Infantil y debe incidir en lo intelectual, lo emocional y lo físico.
¿Para qué desarrollar la estimulación temprana?
La estimulación debe incidir en varios aspectos: intelectual, emocional y físico. Es importante que los niños conozcan todas las posibilidades de su cuerpo. Para ello, en cada una de nuestras escuelas, existe un circuito destinado a favorecer la estimulación física. Los alumnos realizan, en un horario concreto todos los días de la semana, el ‘circuito de animales’, como lo llama Alejandro. Esto es una carrera, gateo, arrastre, salto, equilibrio, rodillo, braqueación… Este entrenamiento favorece un mayor desarrollo de los pulmones, lo que implica la llegada de más oxígeno al cerebro. Este circuito que se repite día tras día ayuda a detectar o prevenir posibles dificultades que posteriormente los maestros se encuentran cuando trabajan con ellos, tanto la lectoescritura, como todo lo relacionado con el pensamiento lógico-matemático.
Entrenar la motricidad gruesa y fina es necesario para este mejor desarrollo, por eso, la estimulación está ligada a otras líneas en la escuela que la complementan, como por ejemplo el trabajo por rincones.
La apuesta que hacemos con el programa de estimulación en las Escuelas Trilema en la franja de 0 a 6 años garantiza grandes beneficios que posiblemente a priori serían difíciles de alcanzar sin el funcionamiento de dicho programa. Vamos viendo diferentes elementos de mejora en:
- La capacidad de concentración, memoria y creatividad del niño que vienen a ser tres pilares para un buen aprendizaje.
- Las competencias psicomotoras, ya que la motricidad y el lenguaje van de la mano durante el neurodesarrollo.
- La adquisición del lenguaje con la articulación del habla, la comprensión, la expresión oral y la retención de más vocabulario.
- El disfrute en el aprendizaje, fomentando el interés por explorar y aprender.
- La autonomía en el aprendizaje y en el cuidado personal.
- Las habilidades sociales de cada alumno, como son la empatía, la asertividad, la convivencia… y su adaptación al entorno.
- La autoestima de forma real y eficaz, uno de los pilares a trabajar desde bien pequeños.
Desarrollar la estimulación temprana es una oportunidad para los niños del siglo XXI. Es, como he dicho, un eje vertebrador en la Educación Infantil que nos posibilita, a los y las maestras, conocer a fondo a cada uno de nuestros alumnos y a la vez nos lleva a ofrecerles herramientas para que su evolución y desarrollo les ayuden a crecer y a formarse en su totalidad.
Y termino con las palabras de nuestro alumno Alejandro: «¡Esto es muy chulo! Después las letras las aprendo mucho mejor, ¡qué suerte tengo!».