Autor: Martín Varela, subdirector de la Fundación Trilema.

La repetición de curso siempre ha sido una medida excepcional. Nos lo han recordado la ministra de Educación, doña Isabel Celaá y el secretario de Estado, don Alejandro Tiana, en su comparecencia pública tras la conferencia sectorial en la que se comunicaron las decisiones tomadas ante la suspensión de las clases por la crisis del coronavirus.

“Así siempre lo hemos considerado, repetir es excepcional”, leo en redes sociales a gran parte del sector educativo. Es complicado hablar sin caer en tópicos o generalidades. Pero aun más complicado es asumir que la supuesta “excepción” afecta a casi un 30% de nuestros alumnos. Ello implica que tenemos un 30% de chicos y chicas “excepcionales”. Y también como país. ¡Somos excepcionales! Triplicamos en esta tasa a la mayoría de los países de la OCDE. ¿No será que algo no acaba de ir del todo bien?

Fuente: http://www.educacionyfp.gob.es/dam/jcr:e2be368b-f08c-4ab8-8fd9-eb93b76c6bf2/pisa-2018-programa-para-la-evaluaci-n-online.pdf

Peter Senge, gran gurú del liderazgo y transformación de las organizaciones, puso ya de moda hace algunas décadas la metáfora de la rana hervida. Si echamos una rana al agua hirviendo para cocinarla, saltará inmediatamente. Pero si la echamos en agua que va calentándose muy poco a poco, se irá acostumbrando a las condiciones extremas hasta morir.

Para Senge, las organizaciones que aprenden son las que sobrevivirán y las que siempre gozarán de ventaja competitiva. Esto dependerá de la propia capacidad de aprender de sus personas. Es por ello que propone se detecten los posibles problemas de “no aprendizaje”. Son siete. Entre ellos la explicada parábola de la rana hervida.

Fuente: La Quinta Disciplina (El arte y la práctica de la organización abierta al aprendizaje) – Peter Senge (1990)

Quizás parte de la solución pasa por reconocer que nos hemos acostumbrado a convivir con estas cifras inasumibles sin que nos duela lo suficiente. Sería interesante que esta situación excepcional que vivimos nos hiciese despertar del letargo del sueño de rana en el que parecía estar asumido nuestro sistema educativo.

Y no se trata solo de si aprobamos o no este curso, ¿A alguien se le puede pasar por su cabeza que los docentes no seamos conscientes de que la realidad que afrontan muchos de nuestros alumnos hace aun más injusta o ineficaz la supuesta repetición de curso? Repetir curso no mejora necesariamente los resultados de aprendizaje. En esto hay datos más que evidentes (*). En algunos sistemas educativos como el finlandés ni siquiera existe esta medida escolar.
(*) https://www.educacionyfp.gob.es/inee/dam/jcr:90396981-a034-4d82-b70a-b7065e9c48e8/pif6-esp.pdf

Pero el centro del debate no debe ser este. Nos distraería de otros más urgentes. Debemos orientar nuestra mirada al curso que viene para no convertirlo en un segundo año “inolvidable” para nuestros alumnos. ¿Multiplicaremos los contenidos y los incluiremos en las programaciones con calzador aun disponiendo de menos tiempo para asimilarlos?

Ojalá la excepcionalidad del momento permitiese de una vez por todas repensarnos y volver a una escuela diferente. Ojalá lo excepcional fuese la rapidez y la determinación para ponernos de acuerdo y plantear medidas ágiles para la flexibilización del currículum, la confianza en la autonomía de centros y la profesionalidad de los docentes para sacar adelante la situación. Proporcionar herramientas ágiles y no convertir las medidas de transición en una Torre de Babel entre administraciones o en un papeleo administrativo agotador que nos descentre de atender a los alumnos.

Ojalá la excepcionalidad del momento permitiese de una vez por todas repensarnos y volver a una escuela diferente.

Estas semanas, meses ya, nos han puesto de manifiesto cuáles deben ser las prioridades en educación obligatoria, la necesidad de recuperar el espacio perdido de las artes y las humanidades, la educación para la salud o la educación física. También, nos han ayudado a redescubrir el potencial de la relación familia-escuela, la importancia de la tutoría para conocer todas las dimensiones de nuestros alumnos. Y ha sido un momento privilegiado para, de nuevo, poner de relieve la fuerza de la comunidad docente que, generosa, ha mostrado su mejor cara para sentirse unida, compartir recursos y estar más cerca que nunca, cuando las circunstancias parecían indicar lo contrario.

Este jueves, comienzan con el impulso de Cuadernos de Pedagogía los foros de profesores. Se dará voz a su inquietud y escucharemos sus aportaciones y luz para salir adelante. Ojalá no sea excepcional escucharlos, escucharnos, y confiar en que saldremos adelante de la mejor manera posible el curso que viene con el alumno y sus necesidades en el centro. Será en el canal de Youtube de la Fundación Trilema, el jueves 23 de abril a las 17.00 h.

Aún recuerdo vivamente mi primera tutoría como “padre”. Era educador de centro de menores. Recién contratado, casi sin conocer todavía a los que serían “mis niños” durante varios años, tuve que ir al instituto. El mayor de la casa, 17 años, debía tratar de avanzar en su último curso en secundaria. Su cabeza ya en cumplir 18 y emprender una vida llena de incógnitas. La tutora me entregó un dossier sencillo, de unos 30 folios. “Esto es esencialmente lo que debe aprender durante este curso. Centraos en esto. Tienes que titular… El resto ya sabes…”. Y siguió con una serie de consejos, a veces riñas, enfocados a su carácter, comportamiento y posibilidades como persona.

Nunca olvidaré a esa tutora y profesora de ciencias de secundaria. Creo que marcó mi forma de abordar cada año con mis alumnos. Quizás una nueva manera, excepcional, de afrontar el curso que viene.