Autor: Martín Varela, subdirector de la Fundación Trilema

La verdadera brecha

Ruido, mucho ruido. Sí. Aun confinados. O precisamente por ello…

Pronta y rápida, así fue la reacción de la escuela, al igual que casi toda la sociedad, ante esta excepcional situación. Mucha solidaridad, mucho acceso gratuito, muchas aparentes posibilidades… Hasta que los que conviven de cerca con los que tienen menos recursos dieron, también con presteza, la voz de alarma.

La cercanía a los alumnos y familias de nuestros equipos directivos y tutores en las escuelas nos lo puso inmediatamente de manifiesto. No hay recursos. Algunos, de primera necesidad. ¡Cuánto más de medios tecnológicos!

Los agentes sociales reaccionaron poniendo voz a los más vulnerables. Save the Children y Unicef promovieron y sacaron documentos que nos dirigían la mirada hacia ellos.

Poco después, tuvimos la certeza de que la duración de este parón inesperado sería muy prolongado. La escuela en casa o escuela-hogar, oportunidad de vida, de horizonte y posibilidad de salvación para muchos alumnos, deja de estar abierta.

Debemos tener cuidado. Ya José Antonio Marina nos avisaba hace años, en este artículo, de que las mayores cifras de inversión de las empresas tecnológicas estaban en educación. Estamos viviendo algunos espejismos de una escuela posible online. Y no, no es bueno dejarnos deslumbrar. Descentra la mirada de por dónde debemos caminar.

Con acierto y rigor, Mariano Fernández Enguita, a la luz de los acontecimientos, nos recordó en su blog cuáles son las tres brechas que se producen y que la pandemia ha puesto de manifiesto.

Al hilo también de la situación se realizan muchas propuestas en diferentes escenarios. Como muestra, el trabajo de Lucas Gortázar y Ainara Zubillaga para la Fundación Cotec, considerando horizontes posibles de vuelta a la escuela: https://online.flippingbook.com/view/967738/38/

Y en medio de todo, y de esa continuada reacción de la escuela,  las normativas que salen día sí y día no, unas desde el propio Ministerio, otras de las diferentes Comunidades Autónomas (en este blog le dedicamos una entrada)

Ruido. Mucho ruido… No podemos permitir que nos ensordezca. Perderíamos la oportunidad para que no se nos olvide que este escenario inesperado nos exige recolocar el papel de la escuela, el qué y para qué aprendemos en ella.

Todo lo anterior es necesario y esas brechas hay que reducirlas y abordarlas. Pero ninguno de esos titulares contundentes o urgencias normativas nos debería desenfocar de la verdadera brecha. Es más desafiante. Es la capacidad de autorregulación del aprendizaje del propio alumno. En ella intervienen tanto factores emocionales como de manejo de la propia capacidad de aprender. A esto último hoy lo llamamos metacognición: conocer cómo aprendemos y mejorar continuamente los propios mecanismos de aprendizaje. Héctor Ruiz, autor de uno de los mejores libros sobre aprendizaje para docentes de este curso, lo subrayó acertadamente en en este hilo de Twiter.

Es también urgente y necesario desarrollar estas habilidades y tomarlas como brújula que oriente por dónde deben caminar nuestras escuelas en el futuro. La Fundación lleva varios años trabajando codo con codo con la Universidad de Nebrija en la Cátedra de Inteligencia Ejecutiva. Tratando de estar muy conectados a lo que la ciencia nos va enseñando en esta última década sobre cómo se produce el aprendizaje.

“A nadie lo aprenden”, me gusta decir y recodar. El aprendizaje solo se produce desde un acto voluntario, personal. Y es ahí donde esta capacidad de autorregulación y las Funciones Ejecutivas cobran su verdadera dimensión. Son el mayor factor de predicción de éxito educativo con mayúsculas. Para toda la vida, en todos los aspectos, en momentos y mundo cambiante, incierto…

Que la escuela sea el lugar donde los alumnos que más lo necesitan puedan aprender y entrenar sus mejores herramientas para la vida.

La ciencia nos da pistas, pero los docentes sabemos que no es suficiente. ¿Qué más? ¿Cómo podemos hacerlo junto al resto de prioridades escolares, curriculares y educativas? En ello estamos. Con un trabajo excelente de profesores y formadores en nuestras escuelas. Diseñando un modelo didáctico que entrene conscientemente estas funciones ejecutivas en el aula mientras se producen los aprendizajes necesarios, tanto curriculares tradicionales como competenciales.

Te invitamos a conocer gran parte del trabajo en nuestro Experto en Funciones Ejecutivas y Aprendizaje. No te defraudará. Y te invitamos también a ponerlo en práctica, enviarnos tus comentarios y abordar sin miedo propuestas claras para acabar con la verdadera brecha. Para proponer un nuevo currículum y modo de abordarlo que centre la intención educativa donde verdaderamente se requiere hoy día. Para que la escuela sea el lugar donde los alumnos que más lo necesitan puedan aprender y entrenar sus mejores herramientas para la vida.